El Copywriting no es otra cosa que una correcta redacción de textos de calidad para el usuario. Una escritura, en cierto sentido persuasiva, ya que su finalidad es influir en el lector. Con esto no quiere decir que sean textos comerciales, son textos que solucionan dudas al usuario final o que en cierto modo le ayudan en su día a día.
Personalmente, cuando tengo que redactar contenido para empresas, lo primero en que me centro es en conocer a quién va dirigido. No es lo mismo redactar un texto cuyo usuario final es un médico, que un estudiante o un profesional del automóvil. Es importante intentar pensar como piensa el usuario final, conocer sus gustos, sus preocupaciones y sus intereses.
Después, estudiar bien el producto (o servicio). Conocerlo en profundidad, saber en qué aventaja a sus competidores, en qué puede ayudar al usuario, sacar lo mejor de él para ser capaz de transmitirlo y dar a conocer en qué puede ayudarnos o incluso cómo puede mejorarnos la vida.
Los textos son una parte importantísima en la web. El diseño también lo es… es imagen, pero los textos son contenido. La información. Lo que nos diferencia del resto. Por ello es importante cuidarlos y mimarlos como si fueran nuestro pequeño tesoro.
EL CONTENIDO.
Lo más importante a la hora de incluir contenido en una web, blog (o lo que sea) es la ORIGINALIDAD, es primordial que los textos sean originales. Jamás debemos copiar/pegar de otra web porque eso devalúa totalmente nuestros argumentos. Si copiamos a los demás nos convertimos en eso mismo, una burda copia.
Aunque el texto que no esté perfectamente redactado, debe ser propio, donde expliquemos las cosas a nuestro modo, sin frases hechas ni fórmulas que puedan sonar bien, pero estar carentes de contenido.
Es fundamental escribir con naturalidad, para que nos entiendan bien y transmitir confianza. Todos hemos leído textos que nos han dejado tal y como estábamos antes de leerlos, incluso nos molestamos en releerlos, pero siguen sin decirnos nada… De esto hay que huir.
Cuidado también con extendernos demasiado. Mejor ser breve y directo.
Y sobre todo, pensar en quién está al otro lado de la pantalla. No pensar en nosotros, sino en quien nos está leyendo.
Es un hecho; cuando una web no aporta información de calidad el usuario no vuelve a visitarla.
Redactar de forma correcta.
Los que fuimos a EGB ya lo estudiábamos en 6º curso: Propiedad, Corrección, Naturalidad, Claridad y Precisión. Lo aprendíamos para la interlocución pero es perfectamente aplicable a la redacción de textos.
Por supuesto mucho cuidado con las faltas de ortografía y la gramática. Si nos falta vocabulario, siempre se puede recurrir a un buen diccionario de sinónimos, hay muchísimos online que te pueden ayudar en un momento dado.
No hay que olvidar estructurar bien el texto, con título, subtítulos, imágenes, texto destacado en negrita o cursiva si es necesario… todo lo que facilite su lectura y dé una apariencia atractiva. Pero discreta… sin pasarse. ¡Que en el equilibrio está el buen gusto!
Algo que también debemos hacer siempre, es revisar el texto antes de publicarlo. Mejor si lo hacemos pasadas unas horas (o incluso días) tras escribirlo. Lo que se llama «dejarlo reposar» así lo leeremos con más objetividad. También es interesante tirar de alguien cercano que nos de su opinión antes de publicarlo.
LA LLAMADA A LA ACCIÓN.
Después de escribir el texto, es conveniente incluir una llamada a la acción. Algo que queramos que el lector haga después de leernos, ya sea seguirnos en nuestras redes sociales, contactar con nosotros, que se suscriban a una newsletter o realizar una compra online.
Actualmente generar contenido propio y de calidad es una de las bases del marketing. Es importante que nuestra web publique de forma periódica información interesante para el usuario de nuestros servicios.
Trata de sacar tiempo para hacerlo periódicamente, y si definitivamente escribir no es uno de tus puntos fuertes, puedes contactar con un profesional que te ayude en este sentido.
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